Actualmente, la Biorrefinería de I+D CLaMber se encuentra ejecutando el Proyecto URBIOFIN, financiado por la convocatoria europea de la JTI de Bioindustrias.
En este contexto, CLaMber está realizando optimizando la producción de Polihidroxialcanoatos (PHAs) a escala demostrativa (decenas de kg) a través de procesos biológicos respetuosos con el medioambiente y tomando como material de partida la Fracción Orgánica de los Residuos Sólidos Municipales, es decir, los restos de alimentos, el papel no reciclable en el contenedor azul (servilletas y papel de cocina usados) y restos vegetales de la poda municipal, y que todos nosotros deberíamos depositar en el contenedor marrón. Estos PHAs son compuestos almacenados por ciertos microorganismos como reservorio de energía y que se pueden aprovechar para producir bioplásticos.
Estos bioplásticos tienen el prefijo “bio” por doble razón:
- “bio” porque provienen de la biomasa, una fuente de materiales renovable, sostenible y generada de manera local
- “bio” porque además son biodegradables en el medioambiente.
Estas dos características hacen que estos bioplásticos sean de sumo interés para garantizar el suministro de materiales de una manera sostenible y sin dañar el medioambiente.
Uno de los usos que pueden tener estos bioplásticos es la utilización de los mismos en el sector agrícola como aislante y protector de cultivos. La agricultura lleva más de 30 años recurriendo al plástico para incrementar su producción, ofrecer a los mercados productos fuera de temporada y ejercer un mayor control sobre los recursos. La agricultura española es el quinto sector consumidor de plásticos en España y sus beneficios han permitido realizar grandes avances pero, debido a su baja velocidad de degradación, su mal uso puede generar un gran problema medioambiental.
Dentro del proyecto URBIOFIN, la pasada semana, AINIA, en colaboración con NATUREPLAST, fabricaron los primeros films de bioplástico, tanto en blanco como en negro, con PHAs producidos por CLaMber a partir de biorresiduos. Con estos films, Biomasa Peninsular realizará ensayos agronómicos donde se utilicen estos bioplásticos para la protección de cultivos y así comprobar tanto su funcionalidad como su fácil degradación en el campo.
De esta forma, se da un gran paso a favor de la sostenibilidad, la circularidad y la viabilidad económica y medioambiental del sector agrícola puesto que sus propios residuos son valorizados para obtener bioproductos demandados por él mismo, y todo ello a una escala muy cercana a la industrial.
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